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Por qué venció el ejercito rojo?

Por: Guillaume A [autor]Tipo de material: TextoTextoIdioma: Español Detalles de publicación: Buenos Aires Editorial LITO 1970Descripción: 315 paginas 5 mapasTema(s): Segunda guerra mundial | Batalla de Moscú | Liberación de StalingradoClasificación CDD: 940.53 G854 Resumen: Victoriosas en Polonia en 1939, en Francia en 1940 y en los Balcanes en la primavera de 1941, los ejércitos de Hitler, a pesar de la ausencia de un segundo frente en Europa, son detenidos y vencidos frente a Leningrado y Moscú en 1941, frente a Stalingrado en 1942 y frente a Kursk en 1943. En 1944 y 1945, no dejan de registrar onerosas derrotas, hasta el día en que se derrumban bajo los golpes conjugados del Ejército Rojo y de los ejércitos aliados, desembarcados en Italia y después en Francia. ¿Cómo el Ejército Rojo, luego de los desastres que sufriera en el transcurso de los primeros meses de guerra pudo llegar a detener el empuje de los Panzers y después recha­zar a los ejércitos alemanes, desde el Volga hasta el Elba?, Tal es la cuestión a la cual queremos tratar de responder. En una primera parte, nos esforzaremos por explicar la actitud adoptada de 1939 a 1941 por los dirigentes soviéticos en presencia de la amenaza alemana y, después, de las victorias alemanas en los distintos frentes de Europa. El Plan "Barbarossa", hoy enteramente revelado, nos aclarará las verdaderas intenciones de Hitler con respecto a la U.R.S.S. en el transcurso de este período. Por no haber creído deber entrar demasiado temprano en el conflicto, a fin de prepararse mejor, la U.R.S.S. experimentará sola, en 1941, el choque de los ejércitos alemanes. En una segunda parte, presentaremos una síntesis de las operaciones que se desarrollaron en el frente germano-soviético desde 1941 hasta 1945. Recordemos las etapas principales: —El empuje de los ejércitos alemanes, victorioso en Minsk, Kiev y Smolensk y quebrado en 1941 frente a Moscú y Leningrado. Es el fracaso del Blitzkrieg. —La ruptura del equilibrio, realizada en el transcurso del verano de 1943 en la batalla de Ucrania. La últi­ma gran ofensiva alemana es detenida brutalmente frente a Kursk. El contraataque soviético, victorioso en Orel y Kharkov, marca en la guerra el vuelco ver­daderamente decisivo. De ahí en adelante, la inicia­tiva pertenece al comando soviético. —Las diez batallas de destrucción, libradas por el Ejército Rojo en 1944 desde el mar Negro hasta el océano Glacial Ártico. Ellas sacuden el frente alemán que se derrumba por paneles enteros. Tantos ataques, tantas victorias: Leningrado, Ucrania, Crimea, Carerlia, Rusia Blanca, Ucrania occidental, Yassy-Kishinev, Países Bálticos, Hungría y Petsamo. La U.R.S.S. está liberada. El Ejército Rojo está en los Balcanes, en Hungría y en Polonia. Sus victorias respon­den a las conseguidas en el Oeste; en el "segundo frente" por los ejércitos aliados. Preparan la invasión de Alemania y anuncian el derrumbe de la máquina bélica alemana. En 1945, la rapidez de la progresión soviética recuerda, en sentido inverso, la de los más bellos días del Blitzkrieg. En algunas semanas es reducida la Prusia oriental, el Oder es atravesado, siendo conquistada Berlín, mientras que, más al sur, al día siguiente de la caída de Budapest, los ejércitos soviéticos se lanzan sobre Viena y liberan a Checoeslovaquia. En una tercera parte, analizaremos los factores de la potencialidad de la U.R.S.S. Insistiremos sobre la industrialización del país, realizada en un tiempo "récord" por los planes quinquenales y sobre la preparación militar realizada en las masas. Lo primero asegurará al Ejército Rojo un armamento cada vez más abundante y más perfeccionado. Lo segundo le procurará una inmensa reserva de cuadros y de especialistas. Recordaremos la provisión por parte de los Aliados, de un importante material de guerra y, sobre todo, de transporte. En seguida, serán estudiadas las fuerzas armadas so­viéticas, lo que nos conducirá a examinar sucesivamente los problemas del comando de los efectivos y de la organización de las unidades. Será puesto de relieve el papel de Stalin en la conducción de las operaciones. Al mismo tiempo, investigaremos los móviles que, en medio de las peores pruebas, debían sostener hasta el fin, la moral de los combatientes soviéticos. Conociendo los medios de los cuales disponía el comando soviético, pondremos de relieve las ideas que presidieron su empleo en los dominios de la estrategia y de la táctica. Podremos entonces estar en condiciones de discernir las causas profundas de la victoria soviética.
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940.53 G854 (Navegar estantería (Abre debajo)) 1 Disponible BC23020047

Victoriosas en Polonia en 1939, en Francia en 1940 y en los Balcanes en la primavera de 1941, los ejércitos de Hitler, a pesar de la ausencia de un segundo frente en Europa, son detenidos y vencidos frente a Leningrado y Moscú en 1941, frente a Stalingrado en 1942 y frente a Kursk en 1943. En 1944 y 1945, no dejan de registrar onerosas derrotas, hasta el día en que se derrumban bajo los golpes conjugados del Ejército Rojo y de los ejércitos aliados, desembarcados en Italia y después en Francia.
¿Cómo el Ejército Rojo, luego de los desastres que sufriera en el transcurso de los primeros meses de guerra pudo llegar a detener el empuje de los Panzers y después recha­zar a los ejércitos alemanes, desde el Volga hasta el Elba?, Tal es la cuestión a la cual queremos tratar de responder.
En una primera parte, nos esforzaremos por explicar la actitud adoptada de 1939 a 1941 por los dirigentes soviéticos en presencia de la amenaza alemana y, después, de las victorias alemanas en los distintos frentes de Europa.
El Plan "Barbarossa", hoy enteramente revelado, nos aclarará las verdaderas intenciones de Hitler con respecto a la U.R.S.S. en el transcurso de este período. Por no haber creído deber entrar demasiado temprano en el conflicto, a fin de prepararse mejor, la U.R.S.S. experimentará sola, en 1941, el choque de los ejércitos alemanes.
En una segunda parte, presentaremos una síntesis de las operaciones que se desarrollaron en el frente germano-soviético desde 1941 hasta 1945. Recordemos las etapas principales:
—El empuje de los ejércitos alemanes, victorioso en Minsk, Kiev y Smolensk y quebrado en 1941 frente a Moscú y Leningrado. Es el fracaso del Blitzkrieg.
—La ruptura del equilibrio, realizada en el transcurso del verano de 1943 en la batalla de Ucrania. La últi­ma gran ofensiva alemana es detenida brutalmente frente a Kursk. El contraataque soviético, victorioso en Orel y Kharkov, marca en la guerra el vuelco ver­daderamente decisivo. De ahí en adelante, la inicia­tiva pertenece al comando soviético.
—Las diez batallas de destrucción, libradas por el Ejército Rojo en 1944 desde el mar Negro hasta el océano Glacial Ártico. Ellas sacuden el frente alemán que se derrumba por paneles enteros. Tantos ataques, tantas victorias: Leningrado, Ucrania, Crimea, Carerlia, Rusia Blanca, Ucrania occidental, Yassy-Kishinev, Países Bálticos, Hungría y Petsamo.
La U.R.S.S. está liberada. El Ejército Rojo está en los Balcanes, en Hungría y en Polonia. Sus victorias respon­den a las conseguidas en el Oeste; en el "segundo frente" por los ejércitos aliados. Preparan la invasión de Alemania y anuncian el derrumbe de la máquina bélica alemana.
En 1945, la rapidez de la progresión soviética recuerda, en sentido inverso, la de los más bellos días del Blitzkrieg. En algunas semanas es reducida la Prusia oriental, el Oder es atravesado, siendo conquistada Berlín, mientras que, más al sur, al día siguiente de la caída de Budapest, los ejércitos soviéticos se lanzan sobre Viena y liberan a Checoeslovaquia.
En una tercera parte, analizaremos los factores de la potencialidad de la U.R.S.S. Insistiremos sobre la industrialización del país, realizada en un tiempo "récord" por los planes quinquenales y sobre la preparación militar realizada en las masas. Lo primero asegurará al Ejército Rojo un armamento cada vez más abundante y más perfeccionado. Lo segundo le procurará una inmensa reserva de cuadros y de especialistas. Recordaremos la provisión por parte de los Aliados, de un importante material de guerra y, sobre todo, de transporte.
En seguida, serán estudiadas las fuerzas armadas so­viéticas, lo que nos conducirá a examinar sucesivamente los problemas del comando de los efectivos y de la organización de las unidades. Será puesto de relieve el papel de Stalin en la conducción de las operaciones.
Al mismo tiempo, investigaremos los móviles que, en medio de las peores pruebas, debían sostener hasta el fin, la moral de los combatientes soviéticos. Conociendo los medios de los cuales disponía el comando soviético, pondremos de relieve las ideas que presidieron su empleo en los dominios de la estrategia y de la táctica.
Podremos entonces estar en condiciones de discernir las causas profundas de la victoria soviética.

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