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World government política y poder en el siglo XXI

Por: Salbuchi, Adrian [autor]Tipo de material: TextoTextoIdioma: Español Detalles de publicación: Buenos Aires 1995Descripción: 266 Päginas 22.5 x 15.5 cmISBN: SBN: 950-43-7266-XTema(s): ASPECTOS CULTURALES | DEMOCRACIA | DERECHOS HUMANOS | DESARROLLO | DESINFORMACION | DESORDEN PUBLICO | DEUDAS EXTERNAS HISPANOAMERICA | ECONOMIA | ECONOMIA DE MERCADO | EDUCACION | FLUJOS FINANCIEROS | GRUPO BILDERBERG | INDUSTRIA DEL ARTE | INFORMACION | MANAGEMENT EMPRESARIO | MEDIOS DE COMUNICACION | MONEDA PRIVADA | ORGANIZACIONES DEL MUNDIALISMO | PAZ | PODER | PODER PRIVADO | PODER PUBLICO | POLITICA Y PODER SIGLO XXI | PRIVATIZACIONES | PRODUCCIONClasificación CDD: 320.9 S18 1995 Recursos en línea: Haga clic para acceso en línea Resumen: Gobierno Mundial: Política y Poder en el Siglo XXI Adrian Salbuchi Marzo 1995 Edicion Privada ISBN: 950-43-7266-X -6- Introducción "Quienes no aprenden de la historia están condenados a revivirla". - Jorge Santayana -1 Gobierno mundial. Con estas dos palabras inglesas proponemos señalar la meta ulterior de un proceso político, económico y social que actualmente se encuentra en pleno desarrollo y que conducirá a un sistema de administración planetaria que conformará un Gobierno Mundial. El mismo presupone un alineamiento ideológico y cultural lo que conlleva, dentro de un amplio abanico de aspectos, que su lengua franca será el idioma inglés. Por fin, World Government no sólo describe la realidad de este fenómeno que regirá la política y el poder en el siglo XXI, sino que también transmite el espíritu que conformará el estilo estandarizado que se le imprimirá pretender a la civilización planetaria del tercer milenio. Al abordar un tema de tal magnitud y complejidad, lo hacemos con un enfoque distinto respecto de determinados aspectos relacionados con la política, lo social y lo económico. Para ello, no hemos tenido acceso a información que no sea de naturaleza pública y fácilmente comprobable por cualquier observador atento a los acontecimientos mundiales, aunque en la interpretación de esta información hemos tenido en cuenta la influencia que ejercen determinadas corrientes y estructuras menos conocidas y poco. visibles que, no por ello, resultan menos importantes. La velocidad vertiginosa con la que nos vemos bombardeados a diario con información, datos, propuestas e ideas nuevas excede la capacidad individual de poderla absorber, analizar y comprender. En nuestras tareas profesionales, en nuestra vida familiar y social, y en nuestro desarrollo como ciudadanos dentro de una sociedad moderna, se torna cada vez más difícil poder abarcar y utilizar el cúmulo de información que se encuentra a nuestro alcance. En rigor de verdad, solo utilizamos una pequeña fracción de toda esta información. Gracias a las modernas computadoras, a la gran cantidad de publicaciones, a los medios de comunicación ya la autopista informática que ya se vislumbra para la década que viene, jamás hemos estado tan informados como hoy ni tenido acceso a tan gigantesca cantidad de datos, estadísticas. y explicaciones sobre una gama casi infinita de temas, ya través de los más variados medios y canales. Innegablemente, el habitante de cualquiera de las regiones industrializadas y urbanizadas del planeta en este final del siglo XX, se ha convertido en una persona muy informada. Conocemos casi al instante cuáles son los hechos principales que ocurren en todas partes del planeta. Cientos, a veces miles de millones de seres compartimos sorprendidos, convencidos, angustiados o complacidos una gama infinita de hechos, ideas, teorías y hasta emociones, con un alto grado de simultaneidad y uniformidad de alcance planetario. Sin embargo, a pesar de estar informados como nunca antes, no podemos decir que comprendamos claramente lo que acontece a nuestro alrededor. Ni siquiera sabemos si comprendemos lo principal y esencial de ello. Una pregunta fundamental que se puede plantear es si el enjambre de hechos, George Santayana (1863-1952, Filósofo y escritor estadounidense) - “Aquellos que no aprenden de la historia están condenados a revivirla”. -7- que los alinea y orienta. ¿Podemos afirmar sin titubear que los hechos y cambios que se suceden a diario ocurren de manera espontánea o que reflejan el devenir “natural” de los hechos? Si ello fuera cierto, deberíamos, entonces concluir que el futuro de la humanidad también se rige en gran medida por lo casual e impredecible, con lo que el mundo será el resultado de fuerzas mayormente fortuitas. Entonces, estaríamos tentados a prestarle atención a los agoreros de diversos apocalipsis puesto que, de prevalecer lo espontáneo y casual en el desarrollo de los hechos y eventos fundamentales que conforman al mundo, no podríamos sino concluir que devastadores hechos de gran poder destructivo, incluso a nivel planetario, estarán siempre a la vuelta de la esquina. El destino de la humanidad pendería, literalmente, de un hilo ya que hoy en día el hombre dispone de poder destructivo para aniquilar varias veces toda la vida sobre el planeta, sea por la bomba atómica, por las epidemias o por los daños al medio ambiente. No creemos que la realidad sea así, sino todo lo contrario; sin que ello implique reflotar perimidas teorías deterministas de la historia que desde el racionalismo materialista de izquierda hasta el conservadurismo miope de derecha han pretendido acomodar el devenir histórico para que encuadre dentro de supuestas “leyes de la historia”. No creemos que existan tales leyes. Lo que existe son las características y tendencias psicológicas del hombre que hacen que, individual o colectivamente, se susciten y repitan determinados patrones de comportamiento. Esto nos puede servir para comprender mejor los procesos históricos del pasado, y el desarrollo político, social y económico del presente, con lo que estaremos mejor preparados para entrever su devenir futuro. De manera que si a primera vista, los hechos que ocurren a diario en el mundo se manifiestan como mayormente espontáneos - y de hecho, muchos de ellos realmente lo son - las corrientes políticas, sociales e históricas que se conforman a través del tiempo obedecen a factores determinantes que les imprime un alto grado de causalidad y direccionalidad. La idea de la causalidad se refiere a cierto impulso ordenador que se verifica en las grandes corrientes del devenir social, político y económico, mientras que la de la direccionalidad, señala el accionar de una voluntad externa a estas corrientes que las dirige hacia determinadas metas. Si sólo observamos los aconteceres diarios, sin considerarlos dentro de un marco de ordenador más amplio en relación a su evolución histórica, entonces la mayoría de éstos se nos presentan como caóticos y, a menudo, carentes de todo orden y sentido, lo que genera ansiedad y confusión en la sociedad. Así nos pueden parecer las guerras que se desatan en diversas partes del mundo, la contaminación ambiental descontrolada, la banalidad cultural, la pobreza e indigencia desesperante de vastos sectores de la población o la decadencia moral generalizada. En sus manifestaciones superficiales, este mar de acontecimientos contemporáneos tan sólo nos revelan la violencia de sus olas y el caos de sus torbellinos. Pero, si analizamos los grandes cambios contemporáneos, tanto aquellos que producen efectos positivos como los que resultan negativos, podemos identificar poderosas corrientes cargadas de significado y causalidad. Entonces, comenzamos a comprender que este amplio mar de los acontecimientos contemporáneos resulta muy profundo, lo que nos obliga a bucear en sus oscuras aguas. Así se comprueba que, debajo de esas olas y espuma, fluyen grandes corrientes y mareas que, aunque no inmediatamente visibles, resultan sin embargo, de fundamental importancia. Más aún, a través del tiempo estas corrientes profundas resultan ser lo único importante y capaz de generar cambios perdurables. -8- La moda intelectual hace que se capaz de “olas” civilizadoras, como propone el norteamericano Alvin Toffler1 e incluso de “olas” de democratización como sugiere más recientemente otro estudioo estadounidense, Samuel Huntington2. La metáfora sólo es parcialmente válida ya que, al igual que el mar, son las mareas las que silenciosamente suben e inundan playas y tierras modificando el paisaje por largo tiempo, mientras que olas y espuma, aunque más visibles y espectaculares, son eventos momentáneos de trascendencia menor. Por ello, más sirve para comprender la dinámica más sutil de las corrientes y mareas que limitarse a observar las olas más visibles. De manera que este libro no pretende tanto informar, sino ayudar a comprender; a desentrañar aunque sea una punta del hilo de la compleja madera del acontecer actual. Apunta a señalar diversos hechos y datos fácilmente comprobables, para luego atarlos o conjugarlos de una manera distinta a la acostumbrada. Se pretende brindar una o varias claves que permitan reinterpretar hechos, eventos y procesos históricos, sociales y políticos, lo que permite una nueva visión del mundo actual y - más importante aún - una nueva visión del mundo futuro. Para ello, no hace falta valerse de ningún archivo secreto ni revelar información top secret de alguna agencia de inteligencia. Aunque valoramos lo innegablemente interesante y esclarecedor que resultaría acceder a información y documentación de este tipo que se mantiene a buen resguardo en archivos secretos y confidenciales en Washington, Londres, París o el Vaticano, o incluso en los archivos de importantes entidades privadas en esas y otras capitales del mundo. Pero este tipo de información le está vedado al ciudadano común, por lo que debemos conformarnos con aquella información pública y de fácil acceso para inferir cuál es la imagen real del mundo, ya que esta información común lleva el sello y la marca del fuerte direccionamiento que determinadas voluntades le imprimen. Por eso, priorizamos la necesidad de comprender, más que el mero “estar informados”. En la actualidad, a menudo el exceso de información genera cierta falta de comprensión en el hombre y ello afecta, no tan sólo a los sectores de menor nivel educativo, sino a todo el mundo en general. La dura realidad señala que en todas partes los estamentos de menor nivel de educación y capacitación se encuentran demasiado abrumados y absorbidos por la urgente tarea de sobrevivir y satisfacer sus necesidades mínimas de techo, comida y vestimenta para sus familias como para interesarse o siquiera sentir la necesidad de estar mayormente informados, ni mucho menos, de realizar el importante esfuerzo intelectual y moral que significa acceder aunque sea a un nivel primario de comprensión sobre el mundo y de los hechos que en él acontecen. Para estos cientos de millones de seres humanos, existe un amplísimo abanico de entretenimientos, diversiones y pasatiempos que estructuran todo el tiempo libre o semi-libre del que disponen, permitiéndoles descargar emociones, anhelos y frustraciones por medios de experiencias sustitutas ingeniosamente programadas y propagadas por la prensa, la televisión, y demás medios de comunicación social. Así se explica la gran importancia que ha cobrado en la vida social las competencias deportivas de toda índole, que canalizan una parte de la agresividad del hombre por la vía de la identificación con entidades que trascienden al individuo, como puede ser, por ejemplo, un 1 2 Alvin Toffler - The Third Wave - Nueva York, 1980. Toffler propone tres grandes olas civilizadoras que identifican con tres clases de organización social: las sociedades agrícolas y feudales de las Edad Media (Primera Ola); las sociedades industriales urbanizadas capitalistas (Segunda Ola); y la actual incipiente sociedad post-industrial altamente tecnificada y globalizadora (Tercera Ola). Samuel Huntington - The Third Wave of democratization - New York 1993. En lo que va del siglo, identifica a tres grandes olas de democratización que, según el autor, fueron neutralizando esquemas de gobierno no-democráticos o totalitarios de distinta corte ideológica. -9- club deportivo. Al mismo orden de fenómenos psicológicos pertenece el proceso de identificación entre las generaciones más jóvenes con figuras-héroe de la música rock y del cine que plasman en nuevas e insólitas formas la necesidad primordial de contar con modelos míticos y canalizar los impulsos de rebeldía propios de adolescentes o de personas desorientadas. Este panorama del pannem et circensses moderno se complementa con una verdadera artillería de juegos de azar, loterías y bingos que ayudan a mantener una necesaria cuota de optimismo y expectativa colectiva. En verdad, seguramente se generarían situaciones de peligrosa volatilidad social si las mayorías conocieran los orígenes ulteriores de muchos de los acontecimientos que conforman su destino, por lo que surge la necesidad de contar con verdaderas industrias de entretenimientos, pasatiempos y diversiones coordinadas a nivel mundial. Las propias palabras utilizadas para describir estos procesos son, en sí mismas, señales elocuentes de que se procura conformar y estructurar el tiempo libre de las mayorías. Así, por entretenimiento, se sugiere la necesidad de demorar y detener - "entretener" - la atención del espectador; por pasatiempo, se le propone "pasar el tiempo", implícitamente con un bajo o nulo nivel de esfuerzo mental, y por diversión - se entiende la conveniencia de "divertir", o sea, "redirigir" su atención intelectual. Al impulsar estos fenómenos comparables a “cortinas de humo” que enmascaran la realidad, el mundo sigue su curso mientras que las mayorías se preparan para la siguiente jornada laboral. Pero esta tendencia hacia la masificación cultural también puede observarse entre gente de mayor nivel educativo en todo el mundo, por más que en su desempeño laboral y profesional, este estamento accede a un cúmulo más amplio y complejo de información y teorías, las que conforman su visión del mundo. Ello les permite convertirse en profundos conocedores -a menudo expertos- en tan sólo un tema o disciplina o, a lo sumo, en un compacto conjunto de ellos. Con esta formación intelectual focalizada en una profesión o especialización, el ritmo de los cambios y adelantos obliga al profesional a realizar ingentes esfuerzos para mantenerse adecuadamente actualizado sobre todo nuevo producto, método, información, proceso o desarrollo que afecta a sus actividades. Ello se torna imprescindible para que pueda desempeñar eficientemente sus tareas en un medio crecientemente competitivo. Esta situación le permite disponer de cada vez menos tiempo libre para profundizar en el análisis de otros temas que no se relacionan, de alguna manera, con sus actividades. Enfatizamos la importancia de usar acertadamente la información, por cuanto hoy en día, la misma se ha transformado en verdadera base de poder, a condición de que se la utilice acertadamente. En la política, la economía y la sociología el uso acertado de la información se torna esencial para el logro de una correcta comprensión de los procesos que afectan al mundo. Por ello, este libro se focaliza en la evaluación de la compleja problemática relacionada al poder, diferenciando para ello el poder formal - que es aquel que resulta fácilmente visible y comprobable por su alto perfil - del poder real que, precisamente por ser concreto, suele a veces mimetizarse y mantener un perfil bajo y discreto. A su vez, señalaremos algunas de las organizaciones discretas a través de los cuales el poder real se coordina y manifiesta, lo que conduce a evaluar la relación transitoriamente conflictiva existente entre el poder público, hoy crecientemente limitado al ejercicio del poder formal y el poder privado. , que se transforma en aglutinador del poder real en el planeta. Insistimos: este proceso en la evolución de la política y de las estructuras sociales es comprobable a través de la reinterpretación de un amplio conjunto de hechos y procesos del mundo contemporáneo, por más que a primera vista, los mismos resultan muy diversos y hasta inconexos. - 10 - Cuando hablamos de política, a su vez, lo hacemos en la recepción tradicional del vocabulario que abarca a la totalidad de las actividades y hechos relacionados con la sociedad. Así definida, la política no puede desentenderse de ninguna actividad desarrollada en el seno de la comunidad: desde las más positivas y constructivas que deben aprovecharse en su beneficio, hasta las más nocivas y negativas que deben neutralizarse aún a costa de grandes sacrificios. Este es el ámbito de la política, que se manifiesta detentando el poder real, a través de estructuras acordes, que durante varios siglos las conformó el Estado-nación soberano. El mundo se encuentra actualmente transitando por un cambio fundamental en la naturaleza de las estructuras a través de las cuales se ejerce el poder político, que se alejan del esquema del Estado-nación a medida que se plasman en nuevas instituciones aún embrionarias. Diversas razones han determinado que este complejo proceso no se manifiesta con toda nitidez y claridad hasta tanto no haya madurado lo suficiente, lo que actualmente inhibe su fácil y rápida comprensión. Se trata de un proceso dinámico, en pleno desarrollo y evolución que está transformando al mundo de una manera tan profunda y completa que, como actores obligados en este drama contemporáneo, no alcanzamos a visualizar esas nuevas formas globales dentro de las cuales vivimos. Como el proverbial árbol que no permitió ver al bosque, quedamos confundidos por el cúmulo de impresiones superficiales que deben ser superadas si hemos de profundizar en esta compleja y novedosa problemática. Vemos las olas momentáneas del cambio pero aún no comprendemos que son las corrientes y mareas las que modifican en forma permanente el entorno. De manera que el devenir contemporáneo cobra una faceta de direccionamiento que no resulta fortuita sino que refleja el rumbo que le imprimen las voluntades de personas con ideas, intereses y proyectos concretos que ejercitan el poder real. Este poder lo detentan grupos de hombres y mujeres con profundo conocimiento no solo de como se lo ejerce y consolida en un espacio político determinado, de manera que abarque la mayor extensión y cantidad de actividades posibles, sino también en el tiempo, para que su control. se propaga hacia el futuro. Estos grupos dirigentes incluyen también a estudiosos de la historia de la que sacan las conclusiones necesarias a fin de evitar repetir los errores del pasado. Hoy en día, han quedado superados aquellos sistemas políticos en los que el poder real lo detentaba un solo hombre. Si bien el rey, el caudillo o el líder han firmado la historia de imperios, naciones y países, conformando el sello y estilo de distintas eras y épocas a través de siglos y milenios, el mundo actual se ha vuelto demasiado complejo y los resorts del poder real demasiado poderosos como para confiarlos a un hombre. La historia misma nos demuestra que cuando todo depende de un hombre - Alejandro en Grecia, Carlomagno en Europa, Napoleón en Francia o Stalin en Rusia - la volatilidad de su voluntad, a menudo mareada por un poder casi absoluto como así también la fatalidad de su inevitable desaparición física, han hecho que imperios y naciones centradas en hombres providenciales terminaran convirtiéndose en entidades inestables y fácilmente fracturables. Estos proyectos reales e imperiales de mon-arquía - el gobierno de un hombre - aún a pesar de determinados esquemas de traspaso de poder por herencia - biológico dentro de una dinastía o ideológica dentro de la nomenklatura de un partido - jamás lograron brindar consistencia y estabilidad a la necesaria continuidad en el tiempo que todo proyecto imperial presupone. El resultado final siempre condujo al desmembramiento o desaparición de los imperios y estados gobernados de esta manera puesto que, a pesar de lograr gran poder en un determinado espacio con regímenes altamente centralizados ya menudo simbolizados por un solo hombre, el costo ha sido su gran debilidad a través del tiempo. - 11 - Hoy en día comprobamos la existencia de conjuntos de hombres - bastante numerosos - que únicamente dentro del ámbito de esos mismos conjuntos o grupos, detentan poder real para orientar, dirigir e impulsar políticas de alcance mundial. Estos conjuntos de hombres adoptan mecanismos para que ninguno de sus miembros cobre excesiva relevancia o detente demasiada autonomía en su accionar. Se prioriza permanentemente la consolidación y crecimiento de su poder en el tiempo por encima de consideraciones transitorias de centralización en el espacio. Su estrategia es flexible y moderadamente descentralizada y aunque los países del primer mundo conforman las regiones desde dónde se ejerce el poder real sobre el planeta sería erróneo interpretar que existe una "sede" o "centro" geográfico como tal. No la tiene por que no la necesita, pues ello iría en contra de su estrategia de dispersión y globalización del poder que, gracias a las tecnologías modernas, se ha instalado como novedoso esquema. Las telecomunicaciones y las redes informáticas permiten rediseñar totalmente la manera en que el poder político se administra. Sería ocioso pretendiente determinar cuantos hombres y mujeres detentan el poder real en el mundo actual. Muy pocas personas deben conocer esto con precisión. Si tuviéramos que arriesgar una cifra, diríamos que se trata de “varias millas” de personas que ejercen influencia ocupando, la mayoría de ellas, puestos de relativamente baja notoriedad, dentro de estructuras de gran poder y de alta continuidad en el tiempo. es de determinante importancia pues todo proyecto con metas a mediano y largo plazo necesita como condición sine qua non que sus miembros ejerzan sus funciones a largo plazo y que sus reemplazos sólo se producirán cuando se torne necesario para el correcto desenvolvimiento de esas funciones. casos, esos reemplazos sólo se realizan con personas muy cuidadosamente seleccionadas para tal fin. Esta probada metodología, bien conocida y aplicada, por ejemplo, en toda empresa moderna también ha regido desde hace muchos siglos a cuerpos tradicionales como son las fuerzas armadas de casi todos los países u organizaciones religiosas como la Iglesia Católica.Una destacable excepción, sin embargo, es su casi nula aplicación en los mecanismos de acceso al poder en el Estado-nación moderno. Los aproximadamente ciento ochenta países que hoy comparten el planeta han adoptado sistemas de gobierno nominalmente democráticos o cuasi-democráticos. Ello condiciona la manera en que los estados modernos evolucionan, ya que al basarse en esquemas de alternancia y discontinuidad en el ejercicio del poder propio de la democracia, no lograrán desarrollar sólidos planes de gobierno a mediano y largo plazos necesarios para conducir los procesos políticos. económicos y sociales que el ejercicio del poder real exige. Así, se permite el acceso transitorio de personalidades de la política a las estructuras de poder formal de los Estados-nación modernos, pero ello sólo después de transitar por costosas y desgastantes campañas políticas universalmente necesarias para captar la, a menudo, caprichosa y volátil voluntad del electorado. . Esta así-llamada voluntad popular, como ya señalamos, adolece de gran parte de la información y, más importante aún, de una adecuada comprensión de los hechos medidas condicionantes y de las complejas que deben implementarse desde los distintos niveles y áreas de gobierno para conformar. un futuro deseable para cada país, cada región y para el mundo entero. Regir los destinos de una nación implica una enorme y compleja tarea que requiere de medidas y decisiones de alto calibre cualitativo pero que hoy en día queda indefectiblemente subordinada a los resultados cuantitativos de variados procesos electorales. Este panorama se torna particularmente complejo y crecientemente inoperante cuando comprobamos que, al poco tiempo de acceder a las estructuras del poder formal, los gobernantes en países nominalmente democráticos - 12 - deben invertir gran parte de su tiempo - a veces todo su tiempo - en mantener sus ratings de popularidad y preparar campañas reelectorales, lo que les inhibe volcar la dedicación, el tiempo y la voluntad imprescindibles para llevar a cabo las tareas de gobierno para las que fueron elegidos. Con el tiempo, este fenómeno ha generado cierta unilateralidad en la configuración psicológica de buena parte de las dirigencias políticas en todo el mundo. En la actualidad, el tipo de hombre y mujer que se fija como meta acceder a un puesto relevante en cualquier área de gobierno, a menudo refleja un perfil psicológico que lo torna ético y profesionalmente poco apto para ejercerlo. Una causa fundamental de ello radica en el hecho de que el principal, sino único, vehículo de militancia política en los países democráticos lo conforman los partidos políticos y éstos mantienen una dependencia casi total sobre lo económico. Dentro de las estructuras de los partidos políticos ello ha generado crecientes niveles de corrupción que luego se transfieren al estado cuando estos partidos y sus dirigencias ganan elecciones. Destacamos este fenómeno no tanto por la manera negativa en que ello afecta a las dirigencias políticas, sino más bien porque el mismo genera el creciente desprestigio del estado moderno, ya que la opinión pública identifica al estado como principal causante de muchos de los varones sociales. Económicos y políticos que la afligen, cuando en realidad, esos males no son necesariamente ocasionados por el estado en sí sino, más bien, obedecen a fallas en los mecanismos a través de los cuales las dirigencias políticas acceden a cargos de gobierno dentro del estado. Los estamentos que detentan el poder real comprueban que a raíz de este fenómeno de desprestigio del estado el poder de éste se torna crecientemente formal, por lo que de manera alguna resulta un canal idóneo para planificar, organizar, ensayar, impulsar y dirigir amplios procesos políticos. , económicos y sociales que abarquen décadas enteras. No obstante ello, y como reflejo de sus estrategias, muchos miembros del estamento que detenta el poder real acceden a determinados puestos clave en las estructuras de los Estados-nación, especialmente en el mundo industrializado, ya que ello conforma un canal que permite instrumentar medidas. transitorias, necesarias para la efectiva consolidación de las estructuras embrionarias del nuevo orden mundial, coinciden con aquellas o no con las conveniencias del estado que gobiernan. El mundo actual brinda la posibilidad sin precedentes históricos, de que el ejercicio del poder real no queda circundado a un determinado país, región o imperio sino que abarque a la totalidad del planeta. Como todo poder político, el que impulsa este nuevo orden mundial no puede desentenderse de ningún aspecto que haga al quehacer humano, por lo que solo podrá verse sólidamente consolidado una vez que logre abarcar, controlar y supervisar todas las actividades humanas. No tanto porque desee hacerlo, sino más bien porque cualquier actividad u organización no supervisada podría evolucionar hacia formas que representen desafíos y amenazas directas o indirectas a su futuro ejercicio del poder mundial. La evolución del poder ha sido evaluada por pensadores contemporáneos como Zbigniew Brzezinski y Alvin Toffler quienes enseñan que si bien en la antigüedad y hasta el fin de la Edad Media, la base del poder real se sustenta sobre la propiedad y el control territorial - siendo el terrateniente el símbolo del poder real - en la Era Moderna, como consecuencia de las concentraciones industriales en grandes centros urbanos, el poder real quedó en manos de hombres, grupos e intereses que controlan el capital y cuyos conocimientos dominan los procesos industriales. El gran motor dinamizador en lo económico, lo social y lo cultural en el mundo moderno han sido las grandes concentraciones de capital requeridas por el industrialismo que en su evolución durante el siglo XIX y, principalmente, el siglo XX brindó a la humanidad algunos de sus más maravillosos - 13 - logros científicos y tecnológicos que derivaron en mejoras materiales y sociales para el hombre. pero que al mismo tiempo han sido causa de guerras y graves injusticias. Indiscutiblemente, en el mundo moderno gran parte del poder real se ha concentrado alrededor del capital, el cuál en el inicio de su desarrollo a veces generó condiciones laborales y sociales inicuas en los países industrializados. Como reacción a ello, a principios de siglo muchos millones de personas creyeron ver en el marxismo una alternativa distinta al capitalismo, sin comprender que se seguía manteniendo la sacrosantidad del poder real del capital - ahora en manos del estado - aunque dentro de un sistema mucho más inicuo e ineficiente y significativamente menos creativo. Con el ocaso definitivo del antagonismo económico entre capitalismo y marxismo que marcó buena parte del siglo XX, el mundo se enfrenta hoy a una situación novedosa, consecuencia directa de la globalización del poder real: la migración del poder hacia estructuras eminentemente privadas (o, al menos, no-públicas) que se plasma en instituciones totalmente nuevas. Aunque lo económico sigue siendo motor casi único para el moderno homo economicus de fines del siglo XX, los pensadores del siglo XXI ya propagan un nuevo conjunto de paradigmas que señalan que el poder real se sustenta no tan sólo sobre el capital sino sobre la información y el conocimiento. Claramente, esta es la más importante de las nuevas reglas de juego para la Era Post-moderna: la Información es Poder. La gran transformación que hoy comprobamos en las economías de escala, es, en gran medida, la transformación de las estructuras económicas privadas del planeta que buscan readecuarse y reagruparse para operar dentro del nuevo y dinámico marco de la economía globalizada. De ahí el énfasis sobre enfoques empresarios dinámicos como la reingeniería con el que se procura rediagramar y replanificar a la empresa moderna, el down-sizing, mediante el cual se procura determinar el tamaño ideal de las organizaciones económicas, algunas de las cuales resultan demasiado rígidas. y burocratizadas, y más importante aún, la eficientización de todos los procesos industriales. Estas son sólo algunas de las técnicas, métodos y pautas de la gestión empresarial, cuyo principal fin es lograr clases gerenciales más y más capacitadas, ágiles y permeables, listas a reaccionar rápidamente ante cambios profundos y repentinos. Estos conceptos también tienen su reflejo sobre las estructuras del Estado-nación aunque aquí su principal efecto consiste en reducir y limitar el tamaño y alcance del estado. Los Estados Unidos, por ejemplo, se encuentran inmersos en el programa del Vicepresidente, Al Gore, de “ReGo” - Reinventing Government, con el cual se pretende adecuar a ese importante estado a las exigencias del nuevo orden mundial, reduciendo su tradicional tendencia hacia el gran gobierno que desde épocas de Woodrow Wilson y Franklin D Roosevelt fuera tan importante motor de crecimiento. Las herramientas para lograr esta transformación se encuentran crecientemente al alcance de los estamentos dirigenciales en la forma de capacitación, computadoras, redes informáticas y acceso a bancos de datos de todo tipo. Los medios de comunicación social complementan este proceso educativo tendiente a crear en las áreas regidoras del planeta un nutrido estamento dirigencial selectiva y altamente informado, capacitado y muy eficiente. La pregunta planteada, sin embargo, sigue en pié: ¿se comprende hacia dónde evoluciona todo este proceso mundial? A decir verdad, raramente se necesita comprender el entorno macro en el que se está inserto para desarrollar funciones operativas puntuales con éxito, seguridad y eficacia, puesto que la mayoría de ellas son puntuales y, para la mayoría de nosotros, microeconómicas. O sea, quedan circunscriptas a una organización empresaria o profesión, por lo que resulta suficiente con estar informados y capacitados acerca de esa empresa o profesión. - 14 -
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Gobierno Mundial: Política y Poder en el Siglo XXI Adrian Salbuchi Marzo 1995 Edicion Privada ISBN: 950-43-7266-X

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Introducción "Quienes no aprenden de la historia están condenados a revivirla". - Jorge Santayana -1

Gobierno mundial. Con estas dos palabras inglesas proponemos señalar la meta ulterior de un proceso político, económico y social que actualmente se encuentra en pleno desarrollo y que conducirá a un sistema de administración planetaria que conformará un Gobierno Mundial. El mismo presupone un alineamiento ideológico y cultural lo que conlleva, dentro de un amplio abanico de aspectos, que su lengua franca será el idioma inglés. Por fin, World Government no sólo describe la realidad de este fenómeno que regirá la política y el poder en el siglo XXI, sino que también transmite el espíritu que conformará el estilo estandarizado que se le imprimirá pretender a la civilización planetaria del tercer milenio. Al abordar un tema de tal magnitud y complejidad, lo hacemos con un enfoque distinto respecto de determinados aspectos relacionados con la política, lo social y lo económico. Para ello, no hemos tenido acceso a información que no sea de naturaleza pública y fácilmente comprobable por cualquier observador atento a los acontecimientos mundiales, aunque en la interpretación de esta información hemos tenido en cuenta la influencia que ejercen determinadas corrientes y estructuras menos conocidas y poco. visibles que, no por ello, resultan menos importantes. La velocidad vertiginosa con la que nos vemos bombardeados a diario con información, datos, propuestas e ideas nuevas excede la capacidad individual de poderla absorber, analizar y comprender. En nuestras tareas profesionales, en nuestra vida familiar y social, y en nuestro desarrollo como ciudadanos dentro de una sociedad moderna, se torna cada vez más difícil poder abarcar y utilizar el cúmulo de información que se encuentra a nuestro alcance. En rigor de verdad, solo utilizamos una pequeña fracción de toda esta información. Gracias a las modernas computadoras, a la gran cantidad de publicaciones, a los medios de comunicación ya la autopista informática que ya se vislumbra para la década que viene, jamás hemos estado tan informados como hoy ni tenido acceso a tan gigantesca cantidad de datos, estadísticas. y explicaciones sobre una gama casi infinita de temas, ya través de los más variados medios y canales. Innegablemente, el habitante de cualquiera de las regiones industrializadas y urbanizadas del planeta en este final del siglo XX, se ha convertido en una persona muy informada. Conocemos casi al instante cuáles son los hechos principales que ocurren en todas partes del planeta. Cientos, a veces miles de millones de seres compartimos sorprendidos, convencidos, angustiados o complacidos una gama infinita de hechos, ideas, teorías y hasta emociones, con un alto grado de simultaneidad y uniformidad de alcance planetario. Sin embargo, a pesar de estar informados como nunca antes, no podemos decir que comprendamos claramente lo que acontece a nuestro alrededor. Ni siquiera sabemos si comprendemos lo principal y esencial de ello. Una pregunta fundamental que se puede plantear es si el enjambre de hechos,

George Santayana (1863-1952, Filósofo y escritor estadounidense) - “Aquellos que no aprenden de la historia están condenados a revivirla”. -7-

que los alinea y orienta. ¿Podemos afirmar sin titubear que los hechos y cambios que se suceden a diario ocurren de manera espontánea o que reflejan el devenir “natural” de los hechos? Si ello fuera cierto, deberíamos, entonces concluir que el futuro de la humanidad también se rige en gran medida por lo casual e impredecible, con lo que el mundo será el resultado de fuerzas mayormente fortuitas. Entonces, estaríamos tentados a prestarle atención a los agoreros de diversos apocalipsis puesto que, de prevalecer lo espontáneo y casual en el desarrollo de los hechos y eventos fundamentales que conforman al mundo, no podríamos sino concluir que devastadores hechos de gran poder destructivo, incluso a nivel planetario, estarán siempre a la vuelta de la esquina. El destino de la humanidad pendería, literalmente, de un hilo ya que hoy en día el hombre dispone de poder destructivo para aniquilar varias veces toda la vida sobre el planeta, sea por la bomba atómica, por las epidemias o por los daños al medio ambiente. No creemos que la realidad sea así, sino todo lo contrario; sin que ello implique reflotar perimidas teorías deterministas de la historia que desde el racionalismo materialista de izquierda hasta el conservadurismo miope de derecha han pretendido acomodar el devenir histórico para que encuadre dentro de supuestas “leyes de la historia”. No creemos que existan tales leyes. Lo que existe son las características y tendencias psicológicas del hombre que hacen que, individual o colectivamente, se susciten y repitan determinados patrones de comportamiento. Esto nos puede servir para comprender mejor los procesos históricos del pasado, y el desarrollo político, social y económico del presente, con lo que estaremos mejor preparados para entrever su devenir futuro. De manera que si a primera vista, los hechos que ocurren a diario en el mundo se manifiestan como mayormente espontáneos - y de hecho, muchos de ellos realmente lo son - las corrientes políticas, sociales e históricas que se conforman a través del tiempo obedecen a factores determinantes que les imprime un alto grado de causalidad y direccionalidad. La idea de la causalidad se refiere a cierto impulso ordenador que se verifica en las grandes corrientes del devenir social, político y económico, mientras que la de la direccionalidad, señala el accionar de una voluntad externa a estas corrientes que las dirige hacia determinadas metas. Si sólo observamos los aconteceres diarios, sin considerarlos dentro de un marco de ordenador más amplio en relación a su evolución histórica, entonces la mayoría de éstos se nos presentan como caóticos y, a menudo, carentes de todo orden y sentido, lo que genera ansiedad y confusión en la sociedad. Así nos pueden parecer las guerras que se desatan en diversas partes del mundo, la contaminación ambiental descontrolada, la banalidad cultural, la pobreza e indigencia desesperante de vastos sectores de la población o la decadencia moral generalizada. En sus manifestaciones superficiales, este mar de acontecimientos contemporáneos tan sólo nos revelan la violencia de sus olas y el caos de sus torbellinos. Pero, si analizamos los grandes cambios contemporáneos, tanto aquellos que producen efectos positivos como los que resultan negativos, podemos identificar poderosas corrientes cargadas de significado y causalidad. Entonces, comenzamos a comprender que este amplio mar de los acontecimientos contemporáneos resulta muy profundo, lo que nos obliga a bucear en sus oscuras aguas. Así se comprueba que, debajo de esas olas y espuma, fluyen grandes corrientes y mareas que, aunque no inmediatamente visibles, resultan sin embargo, de fundamental importancia. Más aún, a través del tiempo estas corrientes profundas resultan ser lo único importante y capaz de generar cambios perdurables.

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La moda intelectual hace que se capaz de “olas” civilizadoras, como propone el norteamericano Alvin Toffler1 e incluso de “olas” de democratización como sugiere más recientemente otro estudioo estadounidense, Samuel Huntington2. La metáfora sólo es parcialmente válida ya que, al igual que el mar, son las mareas las que silenciosamente suben e inundan playas y tierras modificando el paisaje por largo tiempo, mientras que olas y espuma, aunque más visibles y espectaculares, son eventos momentáneos de trascendencia menor. Por ello, más sirve para comprender la dinámica más sutil de las corrientes y mareas que limitarse a observar las olas más visibles. De manera que este libro no pretende tanto informar, sino ayudar a comprender; a desentrañar aunque sea una punta del hilo de la compleja madera del acontecer actual. Apunta a señalar diversos hechos y datos fácilmente comprobables, para luego atarlos o conjugarlos de una manera distinta a la acostumbrada. Se pretende brindar una o varias claves que permitan reinterpretar hechos, eventos y procesos históricos, sociales y políticos, lo que permite una nueva visión del mundo actual y - más importante aún - una nueva visión del mundo futuro. Para ello, no hace falta valerse de ningún archivo secreto ni revelar información top secret de alguna agencia de inteligencia. Aunque valoramos lo innegablemente interesante y esclarecedor que resultaría acceder a información y documentación de este tipo que se mantiene a buen resguardo en archivos secretos y confidenciales en Washington, Londres, París o el Vaticano, o incluso en los archivos de importantes entidades privadas en esas y otras capitales del mundo. Pero este tipo de información le está vedado al ciudadano común, por lo que debemos conformarnos con aquella información pública y de fácil acceso para inferir cuál es la imagen real del mundo, ya que esta información común lleva el sello y la marca del fuerte direccionamiento que determinadas voluntades le imprimen. Por eso, priorizamos la necesidad de comprender, más que el mero “estar informados”. En la actualidad, a menudo el exceso de información genera cierta falta de comprensión en el hombre y ello afecta, no tan sólo a los sectores de menor nivel educativo, sino a todo el mundo en general. La dura realidad señala que en todas partes los estamentos de menor nivel de educación y capacitación se encuentran demasiado abrumados y absorbidos por la urgente tarea de sobrevivir y satisfacer sus necesidades mínimas de techo, comida y vestimenta para sus familias como para interesarse o siquiera sentir la necesidad de estar mayormente informados, ni mucho menos, de realizar el importante esfuerzo intelectual y moral que significa acceder aunque sea a un nivel primario de comprensión sobre el mundo y de los hechos que en él acontecen. Para estos cientos de millones de seres humanos, existe un amplísimo abanico de entretenimientos, diversiones y pasatiempos que estructuran todo el tiempo libre o semi-libre del que disponen, permitiéndoles descargar emociones, anhelos y frustraciones por medios de experiencias sustitutas ingeniosamente programadas y propagadas por la prensa, la televisión, y demás medios de comunicación social. Así se explica la gran importancia que ha cobrado en la vida social las competencias deportivas de toda índole, que canalizan una parte de la agresividad del hombre por la vía de la identificación con entidades que trascienden al individuo, como puede ser, por ejemplo, un 1

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Alvin Toffler - The Third Wave - Nueva York, 1980. Toffler propone tres grandes olas civilizadoras que identifican con tres clases de organización social: las sociedades agrícolas y feudales de las Edad Media (Primera Ola); las sociedades industriales urbanizadas capitalistas (Segunda Ola); y la actual incipiente sociedad post-industrial altamente tecnificada y globalizadora (Tercera Ola). Samuel Huntington - The Third Wave of democratization - New York 1993. En lo que va del siglo, identifica a tres grandes olas de democratización que, según el autor, fueron neutralizando esquemas de gobierno no-democráticos o totalitarios de distinta corte ideológica. -9-

club deportivo. Al mismo orden de fenómenos psicológicos pertenece el proceso de identificación entre las generaciones más jóvenes con figuras-héroe de la música rock y del cine que plasman en nuevas e insólitas formas la necesidad primordial de contar con modelos míticos y canalizar los impulsos de rebeldía propios de adolescentes o de personas desorientadas. Este panorama del pannem et circensses moderno se complementa con una verdadera artillería de juegos de azar, loterías y bingos que ayudan a mantener una necesaria cuota de optimismo y expectativa colectiva. En verdad, seguramente se generarían situaciones de peligrosa volatilidad social si las mayorías conocieran los orígenes ulteriores de muchos de los acontecimientos que conforman su destino, por lo que surge la necesidad de contar con verdaderas industrias de entretenimientos, pasatiempos y diversiones coordinadas a nivel mundial. Las propias palabras utilizadas para describir estos procesos son, en sí mismas, señales elocuentes de que se procura conformar y estructurar el tiempo libre de las mayorías. Así, por entretenimiento, se sugiere la necesidad de demorar y detener - "entretener" - la atención del espectador; por pasatiempo, se le propone "pasar el tiempo", implícitamente con un bajo o nulo nivel de esfuerzo mental, y por diversión - se entiende la conveniencia de "divertir", o sea, "redirigir" su atención intelectual. Al impulsar estos fenómenos comparables a “cortinas de humo” que enmascaran la realidad, el mundo sigue su curso mientras que las mayorías se preparan para la siguiente jornada laboral. Pero esta tendencia hacia la masificación cultural también puede observarse entre gente de mayor nivel educativo en todo el mundo, por más que en su desempeño laboral y profesional, este estamento accede a un cúmulo más amplio y complejo de información y teorías, las que conforman su visión del mundo. Ello les permite convertirse en profundos conocedores -a menudo expertos- en tan sólo un tema o disciplina o, a lo sumo, en un compacto conjunto de ellos. Con esta formación intelectual focalizada en una profesión o especialización, el ritmo de los cambios y adelantos obliga al profesional a realizar ingentes esfuerzos para mantenerse adecuadamente actualizado sobre todo nuevo producto, método, información, proceso o desarrollo que afecta a sus actividades. Ello se torna imprescindible para que pueda desempeñar eficientemente sus tareas en un medio crecientemente competitivo. Esta situación le permite disponer de cada vez menos tiempo libre para profundizar en el análisis de otros temas que no se relacionan, de alguna manera, con sus actividades. Enfatizamos la importancia de usar acertadamente la información, por cuanto hoy en día, la misma se ha transformado en verdadera base de poder, a condición de que se la utilice acertadamente. En la política, la economía y la sociología el uso acertado de la información se torna esencial para el logro de una correcta comprensión de los procesos que afectan al mundo. Por ello, este libro se focaliza en la evaluación de la compleja problemática relacionada al poder, diferenciando para ello el poder formal - que es aquel que resulta fácilmente visible y comprobable por su alto perfil - del poder real que, precisamente por ser concreto, suele a veces mimetizarse y mantener un perfil bajo y discreto. A su vez, señalaremos algunas de las organizaciones discretas a través de los cuales el poder real se coordina y manifiesta, lo que conduce a evaluar la relación transitoriamente conflictiva existente entre el poder público, hoy crecientemente limitado al ejercicio del poder formal y el poder privado. , que se transforma en aglutinador del poder real en el planeta. Insistimos: este proceso en la evolución de la política y de las estructuras sociales es comprobable a través de la reinterpretación de un amplio conjunto de hechos y procesos del mundo contemporáneo, por más que a primera vista, los mismos resultan muy diversos y hasta inconexos. - 10 -

Cuando hablamos de política, a su vez, lo hacemos en la recepción tradicional del vocabulario que abarca a la totalidad de las actividades y hechos relacionados con la sociedad. Así definida, la política no puede desentenderse de ninguna actividad desarrollada en el seno de la comunidad: desde las más positivas y constructivas que deben aprovecharse en su beneficio, hasta las más nocivas y negativas que deben neutralizarse aún a costa de grandes sacrificios. Este es el ámbito de la política, que se manifiesta detentando el poder real, a través de estructuras acordes, que durante varios siglos las conformó el Estado-nación soberano. El mundo se encuentra actualmente transitando por un cambio fundamental en la naturaleza de las estructuras a través de las cuales se ejerce el poder político, que se alejan del esquema del Estado-nación a medida que se plasman en nuevas instituciones aún embrionarias. Diversas razones han determinado que este complejo proceso no se manifiesta con toda nitidez y claridad hasta tanto no haya madurado lo suficiente, lo que actualmente inhibe su fácil y rápida comprensión. Se trata de un proceso dinámico, en pleno desarrollo y evolución que está transformando al mundo de una manera tan profunda y completa que, como actores obligados en este drama contemporáneo, no alcanzamos a visualizar esas nuevas formas globales dentro de las cuales vivimos. Como el proverbial árbol que no permitió ver al bosque, quedamos confundidos por el cúmulo de impresiones superficiales que deben ser superadas si hemos de profundizar en esta compleja y novedosa problemática. Vemos las olas momentáneas del cambio pero aún no comprendemos que son las corrientes y mareas las que modifican en forma permanente el entorno. De manera que el devenir contemporáneo cobra una faceta de direccionamiento que no resulta fortuita sino que refleja el rumbo que le imprimen las voluntades de personas con ideas, intereses y proyectos concretos que ejercitan el poder real. Este poder lo detentan grupos de hombres y mujeres con profundo conocimiento no solo de como se lo ejerce y consolida en un espacio político determinado, de manera que abarque la mayor extensión y cantidad de actividades posibles, sino también en el tiempo, para que su control. se propaga hacia el futuro. Estos grupos dirigentes incluyen también a estudiosos de la historia de la que sacan las conclusiones necesarias a fin de evitar repetir los errores del pasado. Hoy en día, han quedado superados aquellos sistemas políticos en los que el poder real lo detentaba un solo hombre. Si bien el rey, el caudillo o el líder han firmado la historia de imperios, naciones y países, conformando el sello y estilo de distintas eras y épocas a través de siglos y milenios, el mundo actual se ha vuelto demasiado complejo y los resorts del poder real demasiado poderosos como para confiarlos a un hombre. La historia misma nos demuestra que cuando todo depende de un hombre - Alejandro en Grecia, Carlomagno en Europa, Napoleón en Francia o Stalin en Rusia - la volatilidad de su voluntad, a menudo mareada por un poder casi absoluto como así también la fatalidad de su inevitable desaparición física, han hecho que imperios y naciones centradas en hombres providenciales terminaran convirtiéndose en entidades inestables y fácilmente fracturables. Estos proyectos reales e imperiales de mon-arquía - el gobierno de un hombre - aún a pesar de determinados esquemas de traspaso de poder por herencia - biológico dentro de una dinastía o ideológica dentro de la nomenklatura de un partido - jamás lograron brindar consistencia y estabilidad a la necesaria continuidad en el tiempo que todo proyecto imperial presupone. El resultado final siempre condujo al desmembramiento o desaparición de los imperios y estados gobernados de esta manera puesto que, a pesar de lograr gran poder en un determinado espacio con regímenes altamente centralizados ya menudo simbolizados por un solo hombre, el costo ha sido su gran debilidad a través del tiempo. - 11 -

Hoy en día comprobamos la existencia de conjuntos de hombres - bastante numerosos - que únicamente dentro del ámbito de esos mismos conjuntos o grupos, detentan poder real para orientar, dirigir e impulsar políticas de alcance mundial. Estos conjuntos de hombres adoptan mecanismos para que ninguno de sus miembros cobre excesiva relevancia o detente demasiada autonomía en su accionar. Se prioriza permanentemente la consolidación y crecimiento de su poder en el tiempo por encima de consideraciones transitorias de centralización en el espacio. Su estrategia es flexible y moderadamente descentralizada y aunque los países del primer mundo conforman las regiones desde dónde se ejerce el poder real sobre el planeta sería erróneo interpretar que existe una "sede" o "centro" geográfico como tal. No la tiene por que no la necesita, pues ello iría en contra de su estrategia de dispersión y globalización del poder que, gracias a las tecnologías modernas, se ha instalado como novedoso esquema. Las telecomunicaciones y las redes informáticas permiten rediseñar totalmente la manera en que el poder político se administra. Sería ocioso pretendiente determinar cuantos hombres y mujeres detentan el poder real en el mundo actual. Muy pocas personas deben conocer esto con precisión. Si tuviéramos que arriesgar una cifra, diríamos que se trata de “varias millas” de personas que ejercen influencia ocupando, la mayoría de ellas, puestos de relativamente baja notoriedad, dentro de estructuras de gran poder y de alta continuidad en el tiempo. es de determinante importancia pues todo proyecto con metas a mediano y largo plazo necesita como condición sine qua non que sus miembros ejerzan sus funciones a largo plazo y que sus reemplazos sólo se producirán cuando se torne necesario para el correcto desenvolvimiento de esas funciones. casos, esos reemplazos sólo se realizan con personas muy cuidadosamente seleccionadas para tal fin. Esta probada metodología, bien conocida y aplicada, por ejemplo, en toda empresa moderna también ha regido desde hace muchos siglos a cuerpos tradicionales como son las fuerzas armadas de casi todos los países u organizaciones religiosas como la Iglesia Católica.Una destacable excepción, sin embargo, es su casi nula aplicación en los mecanismos de acceso al poder en el Estado-nación moderno. Los aproximadamente ciento ochenta países que hoy comparten el planeta han adoptado sistemas de gobierno nominalmente democráticos o cuasi-democráticos. Ello condiciona la manera en que los estados modernos evolucionan, ya que al basarse en esquemas de alternancia y discontinuidad en el ejercicio del poder propio de la democracia, no lograrán desarrollar sólidos planes de gobierno a mediano y largo plazos necesarios para conducir los procesos políticos. económicos y sociales que el ejercicio del poder real exige. Así, se permite el acceso transitorio de personalidades de la política a las estructuras de poder formal de los Estados-nación modernos, pero ello sólo después de transitar por costosas y desgastantes campañas políticas universalmente necesarias para captar la, a menudo, caprichosa y volátil voluntad del electorado. . Esta así-llamada voluntad popular, como ya señalamos, adolece de gran parte de la información y, más importante aún, de una adecuada comprensión de los hechos medidas condicionantes y de las complejas que deben implementarse desde los distintos niveles y áreas de gobierno para conformar. un futuro deseable para cada país, cada región y para el mundo entero. Regir los destinos de una nación implica una enorme y compleja tarea que requiere de medidas y decisiones de alto calibre cualitativo pero que hoy en día queda indefectiblemente subordinada a los resultados cuantitativos de variados procesos electorales. Este panorama se torna particularmente complejo y crecientemente inoperante cuando comprobamos que, al poco tiempo de acceder a las estructuras del poder formal, los gobernantes en países nominalmente democráticos - 12 -

deben invertir gran parte de su tiempo - a veces todo su tiempo - en mantener sus ratings de popularidad y preparar campañas reelectorales, lo que les inhibe volcar la dedicación, el tiempo y la voluntad imprescindibles para llevar a cabo las tareas de gobierno para las que fueron elegidos. Con el tiempo, este fenómeno ha generado cierta unilateralidad en la configuración psicológica de buena parte de las dirigencias políticas en todo el mundo. En la actualidad, el tipo de hombre y mujer que se fija como meta acceder a un puesto relevante en cualquier área de gobierno, a menudo refleja un perfil psicológico que lo torna ético y profesionalmente poco apto para ejercerlo. Una causa fundamental de ello radica en el hecho de que el principal, sino único, vehículo de militancia política en los países democráticos lo conforman los partidos políticos y éstos mantienen una dependencia casi total sobre lo económico. Dentro de las estructuras de los partidos políticos ello ha generado crecientes niveles de corrupción que luego se transfieren al estado cuando estos partidos y sus dirigencias ganan elecciones. Destacamos este fenómeno no tanto por la manera negativa en que ello afecta a las dirigencias políticas, sino más bien porque el mismo genera el creciente desprestigio del estado moderno, ya que la opinión pública identifica al estado como principal causante de muchos de los varones sociales. Económicos y políticos que la afligen, cuando en realidad, esos males no son necesariamente ocasionados por el estado en sí sino, más bien, obedecen a fallas en los mecanismos a través de los cuales las dirigencias políticas acceden a cargos de gobierno dentro del estado. Los estamentos que detentan el poder real comprueban que a raíz de este fenómeno de desprestigio del estado el poder de éste se torna crecientemente formal, por lo que de manera alguna resulta un canal idóneo para planificar, organizar, ensayar, impulsar y dirigir amplios procesos políticos. , económicos y sociales que abarquen décadas enteras. No obstante ello, y como reflejo de sus estrategias, muchos miembros del estamento que detenta el poder real acceden a determinados puestos clave en las estructuras de los Estados-nación, especialmente en el mundo industrializado, ya que ello conforma un canal que permite instrumentar medidas. transitorias, necesarias para la efectiva consolidación de las estructuras embrionarias del nuevo orden mundial, coinciden con aquellas o no con las conveniencias del estado que gobiernan. El mundo actual brinda la posibilidad sin precedentes históricos, de que el ejercicio del poder real no queda circundado a un determinado país, región o imperio sino que abarque a la totalidad del planeta. Como todo poder político, el que impulsa este nuevo orden mundial no puede desentenderse de ningún aspecto que haga al quehacer humano, por lo que solo podrá verse sólidamente consolidado una vez que logre abarcar, controlar y supervisar todas las actividades humanas. No tanto porque desee hacerlo, sino más bien porque cualquier actividad u organización no supervisada podría evolucionar hacia formas que representen desafíos y amenazas directas o indirectas a su futuro ejercicio del poder mundial. La evolución del poder ha sido evaluada por pensadores contemporáneos como Zbigniew Brzezinski y Alvin Toffler quienes enseñan que si bien en la antigüedad y hasta el fin de la Edad Media, la base del poder real se sustenta sobre la propiedad y el control territorial - siendo el terrateniente el símbolo del poder real - en la Era Moderna, como consecuencia de las concentraciones industriales en grandes centros urbanos, el poder real quedó en manos de hombres, grupos e intereses que controlan el capital y cuyos conocimientos dominan los procesos industriales. El gran motor dinamizador en lo económico, lo social y lo cultural en el mundo moderno han sido las grandes concentraciones de capital requeridas por el industrialismo que en su evolución durante el siglo XIX y, principalmente, el siglo XX brindó a la humanidad algunos de sus más maravillosos - 13 -

logros científicos y tecnológicos que derivaron en mejoras materiales y sociales para el hombre. pero que al mismo tiempo han sido causa de guerras y graves injusticias. Indiscutiblemente, en el mundo moderno gran parte del poder real se ha concentrado alrededor del capital, el cuál en el inicio de su desarrollo a veces generó condiciones laborales y sociales inicuas en los países industrializados. Como reacción a ello, a principios de siglo muchos millones de personas creyeron ver en el marxismo una alternativa distinta al capitalismo, sin comprender que se seguía manteniendo la sacrosantidad del poder real del capital - ahora en manos del estado - aunque dentro de un sistema mucho más inicuo e ineficiente y significativamente menos creativo. Con el ocaso definitivo del antagonismo económico entre capitalismo y marxismo que marcó buena parte del siglo XX, el mundo se enfrenta hoy a una situación novedosa, consecuencia directa de la globalización del poder real: la migración del poder hacia estructuras eminentemente privadas (o, al menos, no-públicas) que se plasma en instituciones totalmente nuevas. Aunque lo económico sigue siendo motor casi único para el moderno homo economicus de fines del siglo XX, los pensadores del siglo XXI ya propagan un nuevo conjunto de paradigmas que señalan que el poder real se sustenta no tan sólo sobre el capital sino sobre la información y el conocimiento. Claramente, esta es la más importante de las nuevas reglas de juego para la Era Post-moderna: la Información es Poder. La gran transformación que hoy comprobamos en las economías de escala, es, en gran medida, la transformación de las estructuras económicas privadas del planeta que buscan readecuarse y reagruparse para operar dentro del nuevo y dinámico marco de la economía globalizada. De ahí el énfasis sobre enfoques empresarios dinámicos como la reingeniería con el que se procura rediagramar y replanificar a la empresa moderna, el down-sizing, mediante el cual se procura determinar el tamaño ideal de las organizaciones económicas, algunas de las cuales resultan demasiado rígidas. y burocratizadas, y más importante aún, la eficientización de todos los procesos industriales. Estas son sólo algunas de las técnicas, métodos y pautas de la gestión empresarial, cuyo principal fin es lograr clases gerenciales más y más capacitadas, ágiles y permeables, listas a reaccionar rápidamente ante cambios profundos y repentinos. Estos conceptos también tienen su reflejo sobre las estructuras del Estado-nación aunque aquí su principal efecto consiste en reducir y limitar el tamaño y alcance del estado. Los Estados Unidos, por ejemplo, se encuentran inmersos en el programa del Vicepresidente, Al Gore, de “ReGo” - Reinventing Government, con el cual se pretende adecuar a ese importante estado a las exigencias del nuevo orden mundial, reduciendo su tradicional tendencia hacia el gran gobierno que desde épocas de Woodrow Wilson y Franklin D Roosevelt fuera tan importante motor de crecimiento. Las herramientas para lograr esta transformación se encuentran crecientemente al alcance de los estamentos dirigenciales en la forma de capacitación, computadoras, redes informáticas y acceso a bancos de datos de todo tipo. Los medios de comunicación social complementan este proceso educativo tendiente a crear en las áreas regidoras del planeta un nutrido estamento dirigencial selectiva y altamente informado, capacitado y muy eficiente. La pregunta planteada, sin embargo, sigue en pié: ¿se comprende hacia dónde evoluciona todo este proceso mundial? A decir verdad, raramente se necesita comprender el entorno macro en el que se está inserto para desarrollar funciones operativas puntuales con éxito, seguridad y eficacia, puesto que la mayoría de ellas son puntuales y, para la mayoría de nosotros, microeconómicas. O sea, quedan circunscriptas a una organización empresaria o profesión, por lo que resulta suficiente con estar informados y capacitados acerca de esa empresa o profesión. - 14 -

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